En lo alto de la cima, verás el castillo y sus murallas. Fue la fortaleza de la familia bereber Banu Razin allá por el siglo XI. De ahí proviene el nombre actual de Albarracín.
Posteriormente, con la caía del califato y la conquista de Pedro III de Aragón, el castillo sufrió numerosos cambios. Entre otro inquilinos, Felipe II estuvo viviendo unos meses aquí.
Con el paso de los años quedó abandonado, sufriendo numerosos expolios. Actualmente está en proceso de restauración pero se puede ver, en su interior, los restos arqueológicos de sus antiguas residencias y visitar la Torre del Andador.
Si subes hacia las murallas, encontrarás una de las fotografías más bonitas que puedas hacer de Albarracín.