¿Te gustaría conocerla?
Una ciudad histórica
Hay gente que defiende que es de las ciudades italianas menos atractivas. Las comparaciones son odiosas, obviamente no pude competir con capitales como Roma, Florencia o Venecia. Pero quién piense que conocer Milán no merece la pena, se equivoca: la ciudad tiene un gran patrimonio artístico.
Si le hechamos un vistazo a su historia, descubrimos que siempre ha sido un lugar de paso desde su creación, allá por el año 400 a.C. Numerosos pueblos la han conquistado y saqueado: hunos, lombardos, ostrogodos, etc. Por ello no ha conservado muchos monumentos.
Lo más destacable es que fue la capital del Imperio Romano entre los años 395 y 402 d.C.

El Renacimiento se convirtió en la mejor época para la ciudad milanesa. Las familias más adineradas de Italia gobernaban la ciudad. Durante los siglos XIV y XV, tanto los Vizconti como los Sforza se disputaban el Ducado de Milán. Gracias a su poder, se levantaron los principales monumentos que se conservan en la ciudad, como Il Duomo o el Castello Sfozesco. Además, contrataron a grandes artistas como Leonardo Da Vinci, que dejaron un buen legado en Milán.
Castello Sforzesco
Milán tiene muchos sitios que te sorprenderán y su imponente castillo es uno de ellos.
Mandado construir en el siglo XIV por Galleazo II, de la familia Visconti, se convirtió en residencia familiar. El castillo original, llamado Castello Porta Zubia, tenía forma cuadrada, reforzada con una muralla de 7 metros de anchura y cuatro torres.
Años más tarde, con la familia rival en el poder, los Sforza, Francesco I mandó reconstruirlo. Entre otras cosas, se añadió la Torre Filarete, la más alta del castillo. La que se ve ahora es una reconstrucción pues la original fue destruida por una explosión en el siglo XVI.
Para embellecerlo, en el castillo trabajaron artistas famosos como Leonardo Da Vinci y Donato Bramante, que decoraron varias estancias.

En 1515, Milán sufrió la Batalla de Marignano en la que los franceses ganaron y ocuparon la ciudad bajo el poder de Francisco I de Francia, que reclamaba este dominio por ser descendiente de la familia Visconti. Años más tarde, los Sforza recuperaron el poder de Milán, con Francisco II, quién amplió el castillo.
En el siglo XIX, con la Revolución Industrial, Napoleón invadió la ciudad y lo destruyó casi por completo.
Tras años de debate, a inicios del siglo XX y con la instauración de la República Italiana, se mandó reconstruir de nuevo el castillo tal y como lo habían terminado los Sforza. Fue en este período cuando se añadió el Parque Sempione, un enorme pulmón verde ubicado en la antigua Plaza de Armas del castillo. Allí se ubica el Arco della Pace.

Hoy en día el Castello Sforzesco alberga seis museos, una pinacoteca y numerosas salas de exposiciones: Museo Egipcio, Museo de Arte Antiguo, Museo de las Artes Decorativas, Museo de Instrumentos Musicales, Museo del Mueble y el Museo de Prehistoria y Protohistoria. Para acceder a ellos hay que pagar una entrada general de 10 euros.
Entrar a la fortaleza es totalmente gratis. ¡No te puedes ir de Milán sin conocerlo! te impresionará su enorme tamaño.
El Duomo a tus pies
Si nos preguntaran cuál es el monumento más representativo de Milán, seguramente responderíamos que es el Duomo. O lo que es lo mismo, su catedral. Su fachada es la más buscada, ¡Es la fotografía más cool que te puedas hacer!
Este templo gótigo es uno de los más grandes del mundo. Cinco siglos se necesitaron para verla terminada (1396 -1965). Para ello se creó la Fábrica del Duomo, una institución con 300 empleados para la construcción de la catedral. Incluso Napoleón Bonaparte metió presión para que terminaran las obras y así coincidir con su coronación como Rey de Italia en el siglo XIX.

Respecto a su arquitectura, tiene una altura de 45 metros, construido con ladrillos recubiertos de mármol. Su estructura se compone de una nave central y cuatro laterales, sostenidas por cuarenta pilares decoradas con estatuas. El interior destaca por su sencillez y grandeza. Puedes visitar la cripta en la que se encuentra la tumba de San Carlos Borromeo. Y detrás de el Altar se guarda uno de los clavos de la Cruz de Cristo.
Desde la Piazza del Duomo verás la belleza de su fachada, de mármol rosado (aunque te parezca de color blanco). En total, 135 agujas coronan la catedral, con unas 3.200 estatuas, la convierten en una catedral única en su estilo. Arriba del todo, protegiendo la ciudad, se encuentra la estatua de la Madonnina, una estatua de cobre dorada, símbolo de Milán.

El Duomo es el monumento más visitado de Milán por lo que las colas son muy largas (estuve más de una hora y media entre que compré el ticket hasta que accedí a la catedral). Te hacen un buen control de seguridad para acceder al templo.
Hay varias modalidades de tickets: la visita sólo al interior de la catedral (2€). Y otra entrada que incluye esta visita más la subida a la terraza a pie (8€) o en ascensor (13€).

Seguramente conozcas que se puede subir y pasear por la azotea de Il Duomo. Esta último piso, ofrece una espectacular panorámica de toda la ciudad. Arriba del todo podrás sentarte y disfrutar de este magnífico lugar. Te aconsejo que lleves un palo selfie para conseguir un mejor ángulo pues desde la terraza apenas se ve la ciudad, excepto que te asomes por el murete.
La última cena
Aunque no te guste la pintura, reconocerás esta obra, una de las más famosas de este planeta. Hablamos de La Última Cena creada por el gran Leonardo Da Vinci.
No se trata de un cuadro sino de un mural que ocupa una de las paredes del Convento Santa Maria delle Gracie. Cerca de allí, se encontraba el palacio del Duque de Milán, Ludovico Sforza, quién le encargó esta obra en 1494.

Se estima que tardó 4 años en terminarla (Leonardo era demasiado perfeccionista). En 1498 vió la luz y desde entonces la expectación por verla es máxima, no sólo por artistas, sino porque todo el mundo la considera una obra maestra. De hecho tendrás que sacar una entrada anticipada, limitada a grupos de 30 personas y con un horario ya establecido. Debido a la alta demanda, tienes que comprarla con un par de meses de antelación (15€), através de la página web oficial
Años más tarde, el mural empezó a desmoronarse. Leonardo había creado una mezcla de yeso y óleo que empezó de desquebrajarse debido a la humedad de la pared. Por ello, artistas de la época realizaron numerosas copias. Gracias a ellas se sabe cómo fue el original pues se ha perdido el 80% de su color original. A día de hoy es una de las obras más retocadas de la historia, de momento lleva ocho intervenciones, además de ser la pintura más imitada.
Otro hecho relevante es que durante la Segunda Guerra Mundial, en 1943, una bomba cayó sobre la iglesia. La única pared que se salvó fue la de la Última Cena, milagro o no, la pintura estuvo varios años al aire libre, sufriendo las condiciones meteorológicas.

El mural representa una escena de la Biblia en la que Jesús les dice a sus apóstoles que va a ser traicionado, de ahí la cara de asombro de estos. Esta pintura esconde tantos secretos como teórias hay sobre ella. Por ejemplo, se cree que el personaje que está sentado a la derecha de Jesús pertenece a una mujer, María Magdalena. También se dice que el propio Leonardo Da Vinci incluyó su propio retrato en el rostro del apóstol Tomás, dibujado a la derecha de Jesús.
La ciudad de la Moda
Capital principal de la actividad económica e industrial de Italia, Milán es conocida por ser la ciudad de la moda. Todos los años se celebra, por partida doble, la Semana de la Moda donde se presentan las colecciones de: Primavera/Verano y Otoño/Invierno. Convirtiéndose así, en una de las cuatro ciudades más importantes del mundo de las Fashion Weeks, a la altura de New York, Londres y París.
Obviamente, las principales marcas italianas no se pierden la ocasión para celebrar sus afamados desfiles: Dolce & Gabanna, Giorgio Armani, Gucci, Valentino, Moschino, Prada o Versace.
El salón de Milán
Al lado del Duomo se encuentra una de las joyas de Milán, la Galería de Vittorio Emanuele II. Se llama así haciendo honor al primer Rey de Italia, quién la mandó construir. El arquitecto de esta preciosa galería fue Giuseppe Mengoni, quién murió al caerse de un andamio el mismo día que terminaron las obras. Quedaron inaguradas en 1877.
En sus primeros años, los hombres tenían la obligación de visitar la galería con traje de chaqueta y corbata. Tranquilidad, ahora la puedes visitar hasta en chanclas (si son de Versace mejor). Broma a parte, era y sigue siendo el sitio más glamuroso de la ciudad. De hecho los milaneses lo llaman el Salón de Milán.

Es un centro comercial cubierto por unos techos en forma de arco hechas de hierro y cristal, unidas en el centro por una espectacular bóveda de vidrio.
Los edificios tienen una altura de cuatro plantas. Justo en el centro, si miras las fachadas verás las pinturas que representan los cuatro continentes. El suelo es un enorme mosaico, lleno de escudos, todo una obra de arte.

En el suelo, uno de los escudos pertenece a la familia de los Savoia. Lo que llama la atención es el toro de su escudo, que se ha convertido en el símbolo más buscado de la galería. Busca un sitio donde la gente se concentra haciendo un círculo. Dice la leyenda que si das tres vueltas girando sobre tu pie derecho, con los ojos cerrados, encima de este toro, tendrás buena suerte. Espera tu turno y ¡a ver si eres capaz de conseguir dar las vueltas sin caerte!
En total, la Galería Vittorio Emanuele ocupa 2.700 metros cuadrados donde encontrarás restaurantes y boutiques de moda. La mayoría son los mismos negocios que sobreviven desde su inaguración, conservando su estilo clásico. Allí verás el restaurante más antiguo de Milán, Café Biffi, que frecuentaban los aristócratas de la época. Este local contrasta con los locales de comida rápida que encontrarás en la galería.
La Scala
Si eres un amante de la ópera, conocerás la importancia del Teatro alla Scala, uno de los más importantes del mundo.
La primera ópera de Milán estuvo ubicada en el Teatro Ducale, pero un incendio ocurrido en 1776 lo destruyó. Fue Fernando de Austria, que tras el clamor de la aristocracia milanesa, decidió reconstruirla en el lugar donde estaba la Iglesia Santa María alla Scala, de ahí su actual nombre.
Pero una vez más, la ópera sufrió otro desastre: los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial la destrozaron. Su segunda reconstrucción terminó en 1946. Es el edificio que conocemos hoy en día.
En ella se han representado las mejores óperas del mundo, bajo las órdenes de grandes directores como Toscanini, Verdi o Mutti.

A parte de poder ver alguna de sus funciones, hay visitas guiadas diarias. Además cuenta con un museo compuesto por trajes, partituras y algunos cuadros.
El interior del teatro deslumbra. Su suelo de mármol, los balcones de terciopelo rojo, las terminaciones en madera y el estucado de oro, o la enorme lámpara de cristal de bohemia, te dejarán con la boca abierta.
Abre todos los días de 9:00 a 17:30 horas. Para obtener más información accede a su página web aquí.
La Capilla Sixtina de Milán
La conocí por casualidad. Para mi sorpresa apenas se recoge en las guías turísticas. Sinceramente fue lo que más me impresionó de Milán. Si es cierto que ha estado cerrada al público durante muchos años, debido a la restauración de sus pinturas que encontrarás en el interior.

Para conocer este sitio, debes dirigirte a la Iglesia de San Maurizio al Monastero Maggiore.Es un convento benedictino del siglo IX, reconstruido posteriormente (siglo XVI). Sus impresionantes frescos le hacen apodarse la Capilla Sixtina de Milán.
Se divide en dos partes, unidas por un pasillo: una zona era la visitada por los feligreses y la otra pertenecía a las monjas. Todas las paredes y los techos están repretos de pinturas, la mayoría de ellas son escenas bíblicas, creadas por los mejores artistas del Renacimiento italiano: Simone Peterzano, Giovanni A.Boltrafio o Bernardino Luini. En el interior, también destacan el coro y el órgano, del siglo XVI, que a día de hoy sigue funcionando. La visita es totalmente gratuita.
Además, aquí se ubica el Museo Arqueológico de Milán. Su entrada vale 5€ y abre todos los días de la semana de 9:00 a 17:30 horas, excepto los lunes que está cerrado.

Pinacotecas
Dos son los Museos más importantes de Milán, ambos dedicados a la pintura:
PINACOTENCA DE BRERA
El Palacio di Brera acoge una de las pinacorecas magestuosas de Italia. En total son 38 salas, divididas por escuelas, bajo una temática religiosa. Entre ellos hay obras de Tintoretto, Caravaggio o Rafael.
La entrada cuesta 12€. Sólo recomiendo la visita para los amantes de la pintura religiosa. Para más información, accede aquí a su web.
PINACOTECA AMBROSSIA
Fue fundada por el cardenal Federico Borromeo en 1681 donde creó una institución para instruir a nuevos artistas. Esta pinacoteca recoge pinturas de grandes artistas como Leonardo Da Vinci, Boticelli, Tiziano, Caravaggio o Raffaello entre otros. Unas 1.500 obras se exponen en la actualidad.
Además podrás visitar la Biblioteca Ambrosiana, una de las primeras que se creó en Europa. De todos sus libros, destaca el Codex Atlánticus creado por Leonardo Da Vinci: 1.119 páginas que recogen los inventos del artista. Para acceder a este museo deberás pagar una entrada de 15€. Página Web.

Gastronomía milanesa
Empecemos con los entrantes. El Carpaccionació en Milán. Son finas lochas ya sea de carne, pescado o de verdura, normalmente crudas, aliñadas con aceite y especias. Como primer plato, te recomiendo una Insalada Caprese, una receta muy sencilla con tomate y mozzarella.
Vayamos a por los segundos. Por supuesto no puede faltar una buena Pizza Prosciutto, de jamón y queso, o un Risotto alla Millanese, con caldo y azafrán. Seguro que alguna vez has comido un Escalope a la Milanesa… lo que viene siendo un filete de carne empanado, ¡no hace falta que te diga donde se creó!

Para el postre tienes que probar el famoso Panetonne, es como una enorme magdalena de frutos secos, muy tradicional en las fiestas navideñas.
Si te gustan los licores, en Milán la estrella es el Amaretto, un licor suave de albaricoque y almendras.
Por supuesto, uno de los placeres italianos es el café, en Milán dicen, es uno de los más deliciosos, pide un espresso doppio (café doble).
Recomendación
En el lateral de Il Duomo hay un centro comercial de primeras marcas, justo al lado de las Galerías de Vittorio Emanuele. En la última planta está el Maio Restaurant con una enorme terraza y unas vistas mejores que desde la catedral. Aprovecha y tomarte algo mientras disfrutas de una panorámica envidiable.
Dirección: Piazza del Duomo. Última planta de la Galeria La Rinascente.

Milán | Transportes
El aeropuerto de la ciudad es:
- Aeropuerto Milán Malpensa (MXP)
Está a 40 kilómetros, en torno a cincuenta minutos en coche del centro de la ciudad.
Coger un bus es bastante económico y práctico. El billete de ida cuesta unos 8€ con una frecuencia de paso de unos 20 minutos. Para ir en bus desde el aeropuerto visita la siguiente línea:
Debido a la distancia lejana entre el aeropuerto y el centro de Milán, la opción de ir en taxi es bastante caro: el trayecto ronda los 100 euros.
En el aeropuerto hay dos líneas de tren que van hacian el centro:
- Aeropuerto – Estación Central Milán: vale unos 15€. El trayecto tarda 40 minutos.
- Aeropuerto – Estación N. Cardona: vale unos 13€. El trayecto dura 30 minutos.
Para los billetes pulsa aquí.
Milán | Tarjetas Turísticas
Milán Pass
Sirve para viajar en el transporte público y la entrada a los principales monumentos más importantes de Milán como Il Duomo, Teatro alla Scala, la Pinacoteca de Brera.
Sólo hay una modalidad:
Adultos: 48H – 79€
Niños: 48H – 29€ | Niños menores de 4 años gratis
La puedes comprar online, pincha aquí
Milano Card
Es una tarjeta individual con la que podrás viajar en transporte público y obtener descuentos en los monumentos de Milán. Además te incluye un bono de 5€ de descuento para taxi .
Hay varias modalidades:
Adultos: 24H – 11€ | 48H – 17€ | 72H – 19,50€
Es gratis para menores de 10 años.